
El primer ministro Fumio Kishida anunció el pasado 28 de enero que Japón recomendará un complejo minero de oro y plata en la isla de Sado para que sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, una medida que podría incrementar las tensiones con Corea del Sur. Seúl se opone al registro, señalando el uso de mano de obra coreana durante la guerra.
“Estableceremos un grupo de trabajo que involucre a los ministerios relevantes y nos ocuparemos de varias discusiones, incluidos los antecedentes históricos”, dijo Kishida.
Altos políticos de los partidos gobernante y de la oposición, así como funcionarios locales de la prefectura de Niigata, donde se encuentra la isla de Sado, instaron a Kishida a seguir adelante con la recomendación.
"Las minas de oro en la isla de Sado son altamente consideradas como un sitio de patrimonio industrial que se ha mantenido a gran escala durante un largo período de tiempo utilizando artesanías tradicionales en Japón hechas durante el Período Edo", dijo el primer ministro.
“Por otro lado, existen diversos argumentos y opiniones sobre su registro como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Se requieren discusiones tranquilas y cuidadosas. En este contexto, al analizar cuándo sería un momento efectivo para solicitar el registro, llegamos a la conclusión de que presentar la solicitud este año y comenzar las discusiones en una etapa temprana será un atajo para lograr el registro”, dijo.
En diciembre, el Consejo de Asuntos Culturales seleccionó los yacimientos mineros de oro y plata de la isla de Sado como candidatos a Patrimonio de la Humanidad. Eso generó críticas de Corea del Sur, que calificó de deplorable la decisión de Japón de buscar el estatus de Patrimonio Mundial para la mina. Durante la colonización japonesa de la península de Corea entre 1910 y 1945, los coreanos se vieron obligados a trabajar en la mina.





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