El yen débil hace que los consumidores japoneses estén comprando más productos importados, desde los teléfonos inteligentes hasta electrodomésticos y ropa ante los precios locales má altos.
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Al mismo tiempo, la moneda más barata ya no impulsa las exportaciones como antes porque las empresas japonesas han trasladado mucha de su producción al extranjero, un fenómeno que se acentuó tras el devastador terremoto y tsunami de 2011 cuando la moneda japonesa alcanzó el rango de 75 yenes frente al dólar.
El gobierno instó al Banco de Japón a ayudar a detener el vaciamiento de la base industrial de la nación y paulatinamente el yen se fue debilitando ante el dólar hasta el promedio actual de 115 yenes. El costo de este debilitamiento lo están pagando ahora los hogares japoneses.
Los precios de las prendas de vestir, que eran un símbolo de la deflación, han aumentado en 9% en los últimos 10 años.
En el sector de electrodomésticos se siente más. Los equipos de aire acondicionado, el 60% de los cuales es importado, aumentaron sus precios en 21% en la última década.
En promedio, los bienes importados representan ahora el 34% del consumo de productos duraderos como los electrodomésticos y muebles, según datos del Banco de Japón. El segmento de alimentos, vestidos y otros bienes de consumo son el 25%.
En un momento de bajo crecimiento económico y salarial, la subida de precios de los alimentos ha pesado en el presupuesto familiar en un nivel que no se veía desde mediados de la década de los 80.
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