El Gran Terremoto de Kanto que azotó el centro de Tokio a las 11.58 hs. del 1 de septiembre de 1923 registró una magnitud de 7,9. Unas 105.000 personas fallecieron en el desastre natural más mortífero de la historia de Japón.
El gobierno japonés designó el 1 de septiembre como el “Día de la Prevención de Desastres”, y cada año se realizan simulacros en todo el país para crear conciencia pública y difundir conocimientos sobre la prevención de desastres.
Los incendios provocados por el terremoto de 1923 fueron inicialmente localizados, pero luego se convirtieron en un infierno que quemaron el 40% de Tokio. El fuego no pudo controlarse hasta 46 horas después.
El terremoto, que se produjo mientras las familias preparaban el almuerzo en estufas tradicionales y parrillas de carbón, provocó incendios en numerosos lugares.
Los cortes de agua provocados por el terremoto hicieron imposible combatir los incendios, que también se propagaron rápidamente debido a los fuertes vientos que azotaron la región de Kanto ese día.
Debido a que miles de personas se llevaron cargados sus enseres domésticos durante la evacuación, no solo bloquearon las vías de escape, sino que los incendios también se propagaron hacia y desde sus pertenencias, causando daños tremendos.
Un siglo después existe un 70% de posibilidades de que se produzca un terremoto de magnitud 7 directamente debajo de Tokio en los próximos 30 años.
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