Este 5 de septiembre se celebró la Ceremonia de Clausura de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 en el estadio Nacional de Tokio.
La noche de despedida comenzó con la historia de un niño que fue hechizado por el “efecto paralímpico” inspirado por las innumerables historias de superación y comienza a tocar música guiado por su intuición: música, colores de neón, baile y a todo ritmo dio inicio al show.
El primer momento formal se dió con la presentación del Príncipe japonés Akishino y Andrew Parson (presidente del Comité Paralímpico) en un palco limitado de invitados: Yoshihide Suga (Primer Ministro del Japón), Yuriko Koike (gobernadora de Tokio), Anne Hidalgo (alcaldesa de París) y Seiko Hashimoto (presidente del Comité Tokio 2020) entre otros.
Seguidamente, medallistas paralímpicos y personal de salud ingresaron la bandera japonesa al estadio y la izaron junto a la de los Juegos Paralímpicos. Inmediatamente ingresaron los abanderados de los 162 países participantes y sus deportistas (participaron 4.400 atletas de todo el mundo). La bandera Argentina fue llevada por Maximiliano Espinillo y Darío Lencina (integrantes del equipo de fútbol “Los Murciélagos”, ganadores de la medalla de plata).
Con el himno paralímpico de fondo, se arrió la bandera del Comité Paralímpico y la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, se la entregó formalmente a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a través del presidente del Comité Paralímpico (Andrew Parson).
La presidenta del Comité Organizador de Tokio 2020, Seiko Hashimoto, indicó que “el espíritu de estos juegos nos dá un mensaje de que todo es posible con el esfuerzo y el corazón”.
Por su parte, Andrew Parsons (CPI) agradeció a Japón por sus esfuerzos para hacer posible la celebración en un contexto sanitario difícil demostrando una vez más que las limitaciones no impiden hacer lo que uno realmente sueña”.
El fuego paralímpico se apagó con los acordes de la canción “What a wonderful World” (Que mundo tan maravilloso !, de Louis Armstrong), interpretada por Atsushi Okuno y Yuina Koshio y que nos enseña que el mundo, con todas sus diferencias, es maravilloso.
ARIGATO TOKIO !... BONJOUR PARIS !
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