23/02/2020
Entre el 12 y 15 de agosto se celebra el “Awa Odori”, el carnaval japonés más viejo del mundo que se realiza en la capital y pueblos de la prefectura de Tokushima en la isla de Shikoku. El “Awa odori” es una verdadera fiesta entre artistas y público, con un llamativo espectáculo desplegado a lo largo de la avenida principal de Tokushima (similar al sambódromo de Río de Janeiro) con la participación de agrupaciones de bailarines con más de 10 mil hombres y mujeres con sus peculiares y coloridas yukatas, desfilando y danzando al ritmo de la música y sonidos de instrumentos típicos como el shamisen, el taiko, las campanas kane y la flauta shinoue. Hombres, mujeres, niños y ancianos bailan sin cesar siguiendo cada cual su inspiración. El baile es una especie de taichi, en el que los brazos y las piernas se mueven más o menos coordinadamente, al libre albedrío y la inspiración. Y esa es una de las razones por la que el espectador común también se contagia y se atreve a bailar y participar en la fiesta. El “Awa Odori” (Awa es el antiguo nombre de Tokushima) es hoy una celebración popular que no tiene más objeto que expresar la alegría y mantener la tradición, algo sagrado para los japoneses. Los grupos locales se preparan durante el año con el mismo entusiasmo que las comparsas argentinas o las escolas de samba brasileñas. Confeccionan sus yukatas, cíngulos y hachimakis (bandas para la cabeza), se reúnen, ensayan con los músicos y contagian su entusiasmo a toda la ciudad. La repercusión de estos grupos trascienden más allá de las fronteras japonesas y algunos son invitados con frecuencia a actuar en otro países. Más de un millón de visitantes de todo el mundo se congregan en este festival de Tokushima para celebrar este insólito carnaval que dura cuatro días, disfrutando del espectáculo, bebiendo y degustando comidas típicas (como los deliciosos takoyakis y okonomiyakis) y principalmente bailando sin límites. “EL BAILE DE LOS BORRACHOS”, ORIGEN DE LA FESTIVIDAD Aunque existen diversas historias en torno al origen de la festividad, la más difundida sitúa su nacimiento hace unos 400 años, cuando el soberano de la región organizó una gran fiesta popular para celebrar la inauguración de su castillo en Tokushima. Pasadas las horas, y tras incontables vueltas de sake los participantes de la fiesta, ya en estado de ebriedad, comenzaron la retirada tambaleándose hacia todos lados, mientras que los músicos comenzaron a tocar ritmos sencillos para acompañar la original e improvisada marcha, ”el baile de los borrachos”, que con la difusión de la anécdota se institucionalizó haciéndose popular en toda la región.
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