El primer ministro de Japón, Kishida Fumio, anunció que se van a introducir modificaciones a las medidas contra el coronavirus, dada la aparente ralentización en la propagación de la variante ómicron. Los cambios afectarán a empresas de determinadas partes del país y a las regulaciones fronterizas. Kishida afirmó que Japón se encuentra en una vuelta gradual a la normalidad.
Kishida indicó que hay que avanzar paso a paso para salir de la sexta ola de contagios al tiempo que se mantienen la estrategia básica contra el patógeno y la cautela. Agregó que el país debe prepararse para pasar a la siguiente fase.
Además, expresó que el Gobierno levantará el estado de semiemergencia en las regiones en las que la situación de salud pública sea estable con el fin de que se retomen las actividades sociales y económicas habituales.
Dicho estado de semiemergencia está vigente en 36 prefecturas. En cinco de ellas finalizará el 20 de febrero, tal y como estaba previsto, aunque en otras 17 se prolongará hasta el 6 de marzo.
El primer ministro también ha anunciado que, a partir de marzo, Japón relajará los controles fronterizos gradualmente. Las restricciones actuales impiden, en principio, las nuevas llegadas de extranjeros.
Kishida señaló que se van a permitir los nuevos ingresos de no japoneses, excepto los de turistas, bajo la supervisión de la persona u organización responsable de la estancia. Añadió que se va a elevar el límite de entradas diarias de las actuales 3.500 a 5.000 y se irán incrementando los desplazamientos internacionales desde y hacia Japón, teniendo en cuenta el número de japoneses que también necesitan volver al país.
Líderes empresariales y académicos han estado exhortando al Gobierno a que relajara las estrictas medidas fronterizas. Casi 150.000 personas no han podido viajar a Japón para estudiar, muchas de las cuales llevan esperando hasta dos años.
