La ceremonia del Día de los Caídos en Okinawa se llevó a cabo el 23 de junio en el Parque Conmemorativo de la Paz en la ciudad de Itoman para conmemorar los 77 años desde el final de la Batalla de Okinawa.
El brutal combate tuvo lugar durante las etapas finales de la Segunda Guerra Mundial, enfrentando al ejército japonés contra las fuerzas estadounidenses. Fue uno de los combates más feroces que tuvieron lugar en el distrito de Mabuni, donde ahora se encuentra el parque de la paz en la isla principal de Okinawa.
El primer ministro japonés Fumio Kishida, el gobernador de Okinawa, Denny Tamaki, y representantes de una asociación de familias en duelo se encontraban entre las 330 personas que asistieron a la ceremonia, mucho menos que los 5.000 asistentes habituales debido a la post pandemia.
Al mediodía, los asistentes guardaron un minuto de silencio y ofrecieron oraciones a las víctimas. Durante la ceremonia, que se llevó a cabo el mismo año en que Japón cumple 50 años desde que Estados Unidos devolvió Okinawa al control japonés, los asistentes renovaron su compromiso de no volver a convertir a Okinawa en un campo de batalla.
Desde la madrugada del jueves, las afligidas familias de las víctimas se encontraban entre las personas que visitaban la Piedra Angular de la Paz del parque de la paz, donde están grabados los nombres de los que murieron en la Batalla de Okinawa. Se han añadido los nombres de 55 personas, lo que eleva el total a 241.686, que incluye a todos los muertos de guerra, independientemente de su nacionalidad o su condición civil o militar.
En los 50 años transcurridos desde el regreso de Okinawa a Japón, la infraestructura social en la prefectura ha mejorado, pero el 70 % de las instalaciones militares estadounidenses en Japón siguen estando en la prefectura.
Se dice que la batalla de Okinawa llegó a su fin con los suicidios de figuras militares japonesas, incluido el oficial al mando Mitsuru Ushijima el 23 de junio de 1945.
Apodado por los residentes de la prefectura como el "Tifón del Acero", la batalla resultó en más de 200.000 bajas japonesas y estadounidenses, incluidos unos 94.000 civiles de Okinawa (unode cada cuatro residentes de la prefectura falleció).
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